Sujetos
aferrados a la suerte hemos sido subestimados por nuestros
dirigentes, puesto que no nos han robado nada, lo hemos dado todo.
No
tengo clara la orientación e interpretación que le darán a mis
escritos. Sin embargo, mi
intención principal es orientarnos en lo que sentimos y en el
problema que estamos viviendo como venezolanos, con el objetivo final
de despertar en cada uno su conciencia, su moral y espíritu de
lucha. No para cambiar un régimen, sino para cambiar el rumbo de un
país, ¡Los gobiernos están de paso, pobre inocente aquel que no lo
sabe!.
Hablar
de intervención extranjera es una ilusión, ¿quién va a querer
cambiar más esto que aquel que lo está sufriendo?. Para mí, el
ataque será interno, más bien la defensa, pues en este caso los que
atacarían son ellos. Es probable que desconozcan que en el interior
del ser humano, en su esencia, es violento; y sino pregúntense:
¿cómo podíamos cazar animales salvajes muy por encima de nuestro
tamaño y peso?. Aunque de esto hace muchísimo, ese instinto, que
aún existe, está regulado por la sociedad.
Los
venezolanos hemos sido capaces de entregar nuestra calidad de vida,
nuestra moral, nuestra cultura... En la actualidad, a los seres
humanos se nos ha empobrecido progresivamente, perdiendo el
intelecto, la creatividad, lo simbólico, los valores, producto de la
caída de la función del padre, de los ideales y la ley que afecta
al hombre actual sin discriminación geográfica.
De
esto, sacan partido los gobernantes, tanto que cada uno lo profundiza
y cada población lo permite en mayor o menor medida.
Esto
esta ocurriendo a nivel mundial de una manera silenciosa y sutil, en
Venezuela es “atroz”. A un ritmo tan rápido que no lo percibe
nuestra población, la cual ha sufrido un empobrecimiento
generalizado.
Se
habla de la situación económica y de su gravedad, para muchos el
principal problema. Albert Einstein, en sus reflexiones, hablaba
sobre la crisis como una oportunidad, no podemos seguir haciendo lo
mismo y esperar que las cosas cambien.
Según
mi experiencia, una crisis o síntoma se produce cuando algún
sistema que venia actuando de determinada manera pierde eficacia o
aparece el malestar. Sin embargo, el sujeto quiere y prefiere esperar
que su entorno cambie, que el destino arregle sus malas decisiones e
incluso algo del más allá que cambie el curso de las cosas pero,
que no lo cambie a él. Entonces me pregunto: ¿con qué seriedad
estamos tomando el problema?.
Aquí
entra en juego un peligroso aspecto: “la subestimación”, tanto
por parte de nuestros representantes como por la nuestra. Para ellos,
somos un pueblo bruto, hambriento y cobarde. Por esta razón, nos
tratan así. Esperamos que Dios, Almagro, Trump, el Papa, Leopoldo,
los astros e incluso el surgimiento repentino de la buena fe del
Gobierno, ¡cualquier cosa! por irracional que sea, representa la
solución; Eso si, eso no me incluye, no pone en riesgo mi pellejo.
Subestimamos el problema y su causas poniendo en riesgo el pellejo de
todos.
La
gente envía a sus hijos con facilidad a cualquier país para que “se
haga una vida”, permitiendo la separación forzosa de la familia.
Aquí les habla una venezolana de 30 años, que quiere vivir aquí,
que desea ver a sus hijos nacer y crecer en Venezuela.
Por
eso, entre lo cobarde que me siento y lo comprometida que soy, elijo
el compromiso conmigo, con mi familia, con los que no pueden luchar,
con mi país... con lo que creo y con lo que quiero.
Nos
acabaron la economía, solo y exclusivamente la economía. Lo demás
lo cedimos nosotros, porque el trabajo, la ética, el optimismo, la
responsabilidad, el respeto, la familia, el compromiso y la buena fe,
son parte de cada uno de nosotros y que cedimos producto de la
subestimación de las acciones del momento. Recuperarnos esta en ti y
en mi, más allá del lugar, del sistema y la situación.
Así
que tomate un minuto y pregúntate: ¿qué estas haciendo? ¿cómo te
sientes con ello?. De antemano, te digo, esta claro que esto no lo
resuelve ni tu ni yo, esto lo resolvemos todos, no unos u otros, sino
TODOS.
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