miércoles, 7 de octubre de 2015

Articulo Toxicomanía

En el caso del toxicómano este puede gozar sin el fantasma. También intenta anestesiar la angustia.¿ Cuales podrían ser las consecuencias de este goce, más allá de la salud, cuales serian las consecuencias “psíquicas” de que un sujeto haga uso de estos “modos de tratamiento”?

EL GOCE EN LA TOXICOMANÍA

En la vida cada sujeto se encuentra expuesto a situaciones dolorosas, abrumadoras, angustiantes, alarmantes, es decir, a cada sujeto de una u otra forma le toca experimentar acontecimientos que no van por lo placentero, al contrario el sufrimiento parece asecharnos. Por esta razón cada sujeto se ve obligado a buscar sustentos, sustitutos de goce en algunos casos, podríamos llamarles también “modos de tratamiento”. La lista podría ser inmensa, sin embargo lo importante de esto es la manera de relacionarnos con estos, ya que esta se sujetará a la singularidad de cada uno. Para dar un ejemplo de la clínica se me ocurre un caso donde el sujeto acude a consulta por estar atravesando un proceso muy fuerte, “el proceso de ver” así le llama unas sesiones mas tarde. Durante años esta paciente recurrió a diferentes “herramientas”, fármacos, distintos “tratamientos” (no científicos). Con todo esto, como ella misma lo dice, “evitaba ver”, darse cuenta de lo que estaba ocurriendo en su vida. Posteriormente dice que tampoco era su vida, intentaba que lo fuera, pero ahí solo le quedaba buscar distracciones para no ver lo que le hiciera dudar.

En el caso del toxicómano este puede gozar sin hacer uso del fantasma, es decir, con la sustancia los sujetos experimentan un goce que no necesita poner en funcionamiento toda la maquinaria fantasmatica. Es un goce instantáneo, que es sin el Otro, que excluye al Otro, un goce autoerótico,  que se produce por otras vías distintas de las fantasmaticas. Con el toxico también se intenta anestesiar la angustia, ignorarla en algunos casos, sin intentar ver cuales pudieran ser las consecuencias de este goce, de este modo de tratamiento. Más allá de las consecuencias para la salud ya que de esto se tiene amplia información, me gustaría conocer las consecuencias “psíquicas” por llamarlas de algún modo, en los sujetos que hacen uso de estos modos de tratamiento. Sabemos que al intentar eliminar o taponar un síntoma este podría desaparecer, pero en su retorno podría devenir con mayor fuerza. ¿En el caso de tratar la angustia o un síntoma por estos medios, que consecuencias tendría para el sujeto?

En la toxicomanía se produce una ruptura con el falo, con la función paterna que se encuentra más ligada al principio del placer. Los sujetos experimentan un goce que se sitúa más allá del hedonismo, que también esta ligado a una satisfacción, pero es una satisfacción de otro orden, un exceso de ella que confluye con la pulsión de muerte.

En la actualidad la ciencia anima al discurso capitalista, que se dedica a la producción de objetos, objetos que tienen como efecto distraer, enmascarando la posición del goce que es transmitida a partir de los mismos. La época pone un objeto en el lugar de la inexistencia del objeto, objetos de goce. Lo que se propone es un goce, que además es sin mediación simbólica, los sujetos son abandonados con un goce que podrían tener efectos desastrosos para ellos. Podríamos decir entonces que la época actual es la época del consumo, del goce sin velo, del goce exceso. Esto podemos verlo en la obesidad, cirugías estéticas, alcoholismo, toxicomanías, el consumo de tecnología, entre otros. Todo destinado al goce auto, todos los sujetos de una u otra forma consumimos estos objetos o sustitutos disponibles para este goce. Este consumo generalizado surge del empuje al goce instantáneo como vía de la búsqueda de la felicidad. Se despierta así un régimen de autoerotismo que abandona a los cuerpos a sí mismos, sin más regulación que aquella que deriva del cuerpo mismo. Lo que supone gozar poniendo como único limite la resistencia del cuerpo, hasta que aguante “o explote”. En muchos sujetos a medida que el consumo aumenta, amplifica su desinterés por el Otro, incluso sus propios intereses pasan a un segundo plano.

Encuentro entonces dos motivos que le dificultan al sujeto salir airosamente de este tipo de adicciones. Por un lado el goce, el goce en el cuerpo y como hemos dicho este no es domesticable, carece de limites y pone como único limite el cuerpo, pero el cuerpo tiene como único limite la muerte. Los sujetos experimentan un goce en el cual no necesitan del Otro, un goce instantáneo, que además se experimenta en el propio cuerpo, un goce al que algunos sujetos no pueden renunciar.

Como segundo motivo encontramos la realidad experimentada por cada sujeto, la realidad percibida por el mismo, y la manera en como le hace frente, es aquí dónde el psicoanálisis tiene algo para decir. Mauricio Tarrab señala que un psicoanálisis implica recorrer para un sujeto múltiples vueltas, para terminar por reconocer que ese Otro alrededor del cual ha girado su vida, su deseo, su padecimiento, es un Otro que él se ha construido a medida, que el sujeto mismo es quien ha inventado ese Otro.

Por lo tanto si la meta del consumo es abandonar el sufrimiento o escapar de la realidad, con los objetos y los quitapenas solo avanzamos pequeños periodos de insensibilidad. Al mismo tiempo esa “realidad” y la manera en que la percibimos permanece allí intacta para los sujetos. Esto no cambia con la sustancia, ya que la misma no tiene un efecto de tratamiento, es una distracción momentánea que no produce cambios, todo lo contrario, el sujeto recurre a ella para olvidar, para evitar  sentir, para no darse cuenta en algunos casos de eso que le produce angustia, con el peligro de que ello retorne en algún momento de lucidez.


Bibliografía

1. Salamone, L., “Alcohol tabaco y otros vicios”, Grama Ediciones, 2012. Buenos aires.
2. Varios Autores, “Pharmakon 13”, Grama Ediciones, 2013. Buenos Aires.
3. Tarrab, M., “ El psicoanálisis y la eficacia de la toxicomanía”, Buenos Aires.
4. Fischer, A., Elkin, M., y Velazquez D., “Un real y las toxicomanía”.
5. Laurent, E., “ Tres observaciones sobre la toxicomanía TYA”, 1988, Bruselas.
6. Miller, J., “Para una investigación del goce autoerótico Sujeto, Goce y Modernidad”.