miércoles, 12 de abril de 2017

Medidas Desesperadas


En primer lugar quisiera mencionar un punto que podría decir es clave para ciertas políticas que se han ido adoptando en Latinoamérica, en especifico en Venezuela. Vemos con mucha facilidad a nuestros representantes políticos como el Otro paterno, el Otro salvador, que viene a “resolver” los problemas del pueblo. Gran parte de los sujetos de nuestro país han crecido sin una función paterna presente, y permanente en el hogar, los lazos familiares se rompen con una facilidad a veces sorprendente, algunas familias se presentan sin solidez alguna. Los sujetos crecen perdidos, en busca de orientación, y aunque han aprendido un modo de funcionamiento, solo en algunos casos es transmitido desde la función paterna. La sociedad actual mundial se caracteriza hoy por la caída de los ideales, la caída del padre, de la ley; y ya sabemos todo lo que esto conlleva. En Venezuela esto es así desde hace ya algún tiempo, a partir de la llegada al poder del fallecido Hugo Chávez muchos sujetos encontraron al padre, al padre que no tuvieron, al padre que estaban buscando, o al padre que necesitaban. Esto lo compararía con la religión, encontrando en muchas ocasiones el fanatismo.

Digo lo anterior como introducción al problema en cuestión, podríamos decir que la situación que vive el país es un real para el cual no solo no estamos preparados, sino que es un real que atraviesa a una población que se ha quedado sin herramientas simbólicas, incluso contando con ellas la situación no puede ser interpretada o abordada a partir de allí. La lógica de los significantes no solo falla, digamos que no sirve para nada, en este momento donde no hay nada garantizado. Algunos catedráticos y especialistas dan cuenta de la situación, sin embargo va más allá de ese saber, ese saber no tiene relación alguna con la realidad, el único “recurso” del que podemos valernos es la especulación. Los sujetos se hacen sus propias ideas, en esto los medios sociales han jugado un papel importante, tornándose cruel en ocasiones, y produciendo además toda una serie de acontecimientos de cuerpo. Desesperación, inseguridad, rabia, odio, incertidumbre y miedo, esto podría decir, toca hoy a todos los sujetos de este país.

En el momento actual los sujetos están orientándose solo a partir de lo que transmite el cuerpo, de lo que transmite en muchos casos como necesidad imperante (lo que está en juego son las necesidades mas básicas de los ciudadanos). Esto llevó a los sujetos a protestar, a salir de sus casas demandando un cambio. Esto es lo que llamo “medida desesperada” (lo que llamaban guarimbas el intento de llegar a Miraflores) desesperada porque tuvimos que tomarla por nuestras manos, saltando muchos otros pasos, por esta razón no considero sea la opción correcta. “ Estos ciudadanos violentos” han incurrido en hechos muy lamentables en alguna ocasion, como a su vez ellos han sido víctimas de hechos lamentables también, sin embargo ¿sin estos hechos habrían sido tomados en cuenta? ¿Hay alguna manera de protestar sin ser mal visto por el otro bando? Es decir, es una medida desesperada, pero los venezolanos estamos desesperados. Esto aconteció y sigue aconteciendo en la actualidad. No se han tomado “ aún” las medidas adecuadas, como consecuencia la situación esta aún más caótica, tener lo necesario para vivir cada día (alimentos, medicamentos, seguridad, incluso artículos de higiene personal) es una lucha diaria para los venezolanos.


Para concluir, podría decir que cualquier sujeto que solo haga de espectador, es un sujeto que estará altamente entretenido, la situación engancha tanto como un culebrón, solo que aquí los afectados son reales, son hombres y mujeres , son vidas reales las que se pierden. Este pueblo necesita creer que hay un saber hacer, proveerse de herramientas para salir de esta angustia. Esto es un llamado al saber, necesitamos orientarnos, entender, salir de la incertidumbre que evita al venezolano pensar en que ocurre con él como sujeto, más allá de lo político, de lo económico y de lo social. Es decir, ocurre como con los objetos que provee el capitalismo, distraer, mantener a los sujetos inmersos ahí sin tener que pensar, evitando pensar. Cuando lo que está en juego es la propia vida, los sujetos solo intentan sobrevivir, esto se ha vuelto cuestión de supervivencia, sin que se vislumbre ninguna salida que permita al sujeto creer, creer en que si hay un saber, en que si hay un camino que permita cierta tranquilidad.  

sábado, 1 de abril de 2017

Impotencia y cobardía vs Compromiso



Sujetos aferrados a la suerte hemos sido subestimados por nuestros dirigentes, puesto que no nos han robado nada, lo hemos dado todo.

No tengo clara la orientación e interpretación que le darán a mis escritos. Sin embargo, mi intención principal es orientarnos en lo que sentimos y en el problema que estamos viviendo como venezolanos, con el objetivo final de despertar en cada uno su conciencia, su moral y espíritu de lucha. No para cambiar un régimen, sino para cambiar el rumbo de un país, ¡Los gobiernos están de paso, pobre inocente aquel que no lo sabe!.

Hablar de intervención extranjera es una ilusión, ¿quién va a querer cambiar más esto que aquel que lo está sufriendo?. Para mí, el ataque será interno, más bien la defensa, pues en este caso los que atacarían son ellos. Es probable que desconozcan que en el interior del ser humano, en su esencia, es violento; y sino pregúntense: ¿cómo podíamos cazar animales salvajes muy por encima de nuestro tamaño y peso?. Aunque de esto hace muchísimo, ese instinto, que aún existe, está regulado por la sociedad.

Los venezolanos hemos sido capaces de entregar nuestra calidad de vida, nuestra moral, nuestra cultura... En la actualidad, a los seres humanos se nos ha empobrecido progresivamente, perdiendo el intelecto, la creatividad, lo simbólico, los valores, producto de la caída de la función del padre, de los ideales y la ley que afecta al hombre actual sin discriminación geográfica.

De esto, sacan partido los gobernantes, tanto que cada uno lo profundiza y cada población lo permite en mayor o menor medida.

Esto esta ocurriendo a nivel mundial de una manera silenciosa y sutil, en Venezuela es “atroz”. A un ritmo tan rápido que no lo percibe nuestra población, la cual ha sufrido un empobrecimiento generalizado.

Se habla de la situación económica y de su gravedad, para muchos el principal problema. Albert Einstein, en sus reflexiones, hablaba sobre la crisis como una oportunidad, no podemos seguir haciendo lo mismo y esperar que las cosas cambien.

Según mi experiencia, una crisis o síntoma se produce cuando algún sistema que venia actuando de determinada manera pierde eficacia o aparece el malestar. Sin embargo, el sujeto quiere y prefiere esperar que su entorno cambie, que el destino arregle sus malas decisiones e incluso algo del más allá que cambie el curso de las cosas pero, que no lo cambie a él. Entonces me pregunto: ¿con qué seriedad estamos tomando el problema?.

Aquí entra en juego un peligroso aspecto: “la subestimación”, tanto por parte de nuestros representantes como por la nuestra. Para ellos, somos un pueblo bruto, hambriento y cobarde. Por esta razón, nos tratan así. Esperamos que Dios, Almagro, Trump, el Papa, Leopoldo, los astros e incluso el surgimiento repentino de la buena fe del Gobierno, ¡cualquier cosa! por irracional que sea, representa la solución; Eso si, eso no me incluye, no pone en riesgo mi pellejo. Subestimamos el problema y su causas poniendo en riesgo el pellejo de todos.

La gente envía a sus hijos con facilidad a cualquier país para que “se haga una vida”, permitiendo la separación forzosa de la familia. Aquí les habla una venezolana de 30 años, que quiere vivir aquí, que desea ver a sus hijos nacer y crecer en Venezuela.

Por eso, entre lo cobarde que me siento y lo comprometida que soy, elijo el compromiso conmigo, con mi familia, con los que no pueden luchar, con mi país... con lo que creo y con lo que quiero.

Nos acabaron la economía, solo y exclusivamente la economía. Lo demás lo cedimos nosotros, porque el trabajo, la ética, el optimismo, la responsabilidad, el respeto, la familia, el compromiso y la buena fe, son parte de cada uno de nosotros y que cedimos producto de la subestimación de las acciones del momento. Recuperarnos esta en ti y en mi, más allá del lugar, del sistema y la situación.


Así que tomate un minuto y pregúntate: ¿qué estas haciendo? ¿cómo te sientes con ello?. De antemano, te digo, esta claro que esto no lo resuelve ni tu ni yo, esto lo resolvemos todos, no unos u otros, sino TODOS.